El mar es sinónimo de diversión, frescura, e incluso poesía, pero puede también esconder grandes peligros. En esta nota, todas las medidas de prevención que debe conocer un bañista antes de entrar en él, y cómo reaccionar ante una emergencia.

Seguridad en el mar

El agua salada del mar es más densa que el agua dulce, por lo que es relativamente sencillo mantenerse a flote si se permanece relajado. Además, aunque el mar lleve una persona hacia dentro, en algún momento la suelta. Sin embargo, ante una situación de riesgo en el mar, la mayoría de las personas entran en desesperación, y es justamente este estado emocional lo que aumenta su peligro considerablemente.

 Cierto es que no es sencillo mantener la calma cuando las olas rompen sobre la cabeza, se traga agua salada, se experimenta una gran extenuación física, y se tiene la sensación de que se puede morir ahogado, pero, en estos casos, subirá el ritmo cardíaco, se dificultará la respiración, y se producirá un mayor agotamiento, lo cual disminuirá la flotabilidad y dificultará la coordinación, aumentando así un peligro que podría no ser tal.

 Muy por el contrario, si se logra mantener la tranquilidad, y nadar en diagonal, a favor de la corriente hacia lo orilla, o bien, -en el caso de que no se pueda nadar-, guardar las energías, dejarse flotar y sólo levantar los brazos, las chances de salir inmune de la situación, serán realmente muy altas.

 La importancia de la prevención para evitar ahogarse

 Sin embargo, lo ideal sería ni siquiera atravesar por el mal trago (en ambos sentidos) que significa estar en una situación de riesgo en el mar. Para ello, es necesario conocer algunas claves:

  1. Antes de ingresar al mar consulte al guardavidas por las características de la playa, si existen áreas peligrosas o canaletas, los horarios de bajantes y crecidas de la marea, la dirección de la corriente en ese día, si el mar tira para adentro, etc. También chequee el estado del mar según las banderas (ver debajo los códigos).

  2. No entre al mar precipitadamente luego de estar mucho tiempo expuesto a un fuerte sol, ya que la diferencia de clima con el agua, hará que aumente la circulación de la sangre (para mantener el equilibrio térmico) lo cual exigirá mucho al corazón, y podrá producir un paro cardíaco. Mójese antes los pies y las manos para evitar estos cambos bruscos de temperatura.

  3. La rompiente (el lugar donde rompen las olas) es la zona más peligrosa del mar. Si se sabe nadar, lo mejor es ir detrás de esta área, donde las olas solo lo levantarán (o se las podrá cruzar por dentro) pero siempre se mantendrá el control de la situación. Caso contrario, es mejor situarse en la orilla, donde las olas ya han explotado, y no hay riesgo de que las mismas lo desestabilicen o le impidan hacer pie.

  4. El mar cambia de estado constantemente, por lo que es necesario tener en cuenta en todo momento la dirección e intensidad del viento. Cuando se ve el mar liso, sin olas, quiere decir que el viento viene desde la costa, por lo que la corriente tira hacia dentro. Por eso, no se debe pensar que la ausencia de olas es sinónimo de seguridad, aunque el mar en esas condiciones si podría llegar a ser más seguro, si la corriente es leve.

  5. Las costas que tienen piedras, suelen tener mares con olas muy fuertes.

  6. Al meterse al mar, se debe buscar un punto de referencia (una sombrilla, la fachada de un hotel, un bar) para saber si la corriente está tirando para algún lado. En el caso de que así sea, se debe regresar a la orilla nadando en diagonal, en el mismo rumbo que la corriente, y no por el mismo camino que se tomó, ya que esto podrá extenuarlo.

  7. En el caso de estar en una playa con escollera (filas de piedras a los costados, puestas para que las olas rompan y no crezcan mucho), no debe pasar los límites marcados con banderines, para no ser arrastrado contra sus rocas. En el caso que sienta que la corriente lo está llevando hacia las piedras, no nade contra la misma corriente, sino en la misma dirección (es decir en diagonal) pero hacia la orilla.

  8. Si se está en un banco de arena (un lugar de los mares sin escolleras, donde la arena sube y se puede hacer pie, aunque se encuentre en un sitio relativamente profundo) se debe saber que, para regresar a la orilla, se deberá cruzar de vuelta la canaleta previa al banco, la cual, si el mar está en “crecida” puede ser más profunda que horas o minutos antes, cuando el mar estaba en “bajante”, y usted se dirigió al banco de arena. Por consiguiente, en el caso de que esté con niños, se debe evaluar muy bien la actual profundidad de la canaleta, y en el caso de que sea mayor, solicitar ayuda a quien se encuentre cerca, pero no intentar cruzarla por sí mismo.

  9. Cuando la corriente hacia un costado sea muy fuerte, se debe nadar en diagonal, siguiendo su rumbo, hacia la orilla. Intentar regresar por el mismo camino por el que se entró, solo podría hacerle gastar energías, y provocar así una situación de riesgo.


 Al rescate de alguien que está por ahogarse

 En el caso de que sea un tercero quien se encuentre en peligro, y usted decida salir en su asistencia, debe tener en cuenta los siguientes puntos:

  1. Estar realmente preparado para salir en su ayuda. Si no se tiene un estado físico adecuado, o muy poca experiencia en el mar, salir en ayuda de un tercero solo agravará la situación. Lo mejor entonces será comenzar a buscar ayuda en la costa, para que otra persona con mayor experiencia pueda socorrerlo.

  2. En el caso de que se decida concurrir en la ayuda, es necesario llevar siempre un elemento flotante (ej. Heladera de Telgopor).

  3. Si al acercarse a la persona ve que esta se encuentra desesperada, lo ideal será no acercarse a menos de dos metros, sino tirarle el objeto flotante, e intentar al mismo tiempo lograr calmarla. Una persona desesperada puede llegar a hundir al socorrista, ya que su estado de pánico le impide controlar sus movimientos, y nada puede frenarla en su intento de aferrarse desesperadamente (ni siquiera un golpe)